La familia, clave para salir de la crisis

La familia es un elemento clave para salir de la crisis en que España anda sumergida. Esta podría ser la conclusión resumida de la conferencia que pronunció Josep Miró i Ardèvol, presidente de e-Cristians, en la Fundación Valentín de Madariaga de Sevilla el pasado lunes, 18 de marzo.

¿Qué nos quedará del estado del bienestar?

Ahora que tanto se habla del estado del “malestar”, conviene quizás remontarse a los orígenes del estado del bienestar para comprender mejor lo que está en juego. “La idea surge tras la devastación causada por la Segunda Guerra Mundial en Europa. Los partidos democráticos llegan a un consenso para dar ‘protección’ a los ciudadanos. Se trata en el fondo de intentar crear una sociedad más justa, con un reparto más equitativo de la riqueza entre la población y con el ideal del pleno empleo”.

La familia, pilar fundamental para fomentar la autonomía del paciente

Las consecuencias derivadas de un daño cerebral se hacen visibles a través de alteraciones físicas, cognitivas y de comportamiento. En muchos casos pueden generar incapacitaciones y dificultades a la hora de realizar actividades que el paciente desarrollaba con anterioridad. Las II Jornadas Científicas de Daño Cerebral, que ha organizado la Fundación Instituto San José, han abordado la intervención psicológica en el daño emocional de los familiares.

¿Qué será de nuestros hijos?

Circula por internet un pensamiento de Thomas Jefferson —siendo el tercer presidente de Estados Unidos— que es demoledor: “Si el pueblo permite un día que los bancos privados controlen su moneda, los bancos y las instituciones que florecerán en torno a estos privarán a la gente de toda posesión, primero por medio de la inflación, enseguida por la recesión, hasta el día en que sus hijos se despertarán sin casa y sin techo, sobre la tierra que sus padres conquistaron”.

Recortes de tamaño familiar

La última vez que fueron al cine, Gabriel y Teresa vieron “Enredados”, de Disney, con sus tres hijos. De eso hace más de dos años y el enredo estaba por venir. Ahora los tres niños son cinco, él está en el paro y en su casa el ocio se resuelve “a la antigua usanza”. Salen al campo, dan paseos en bicicleta y cultivan todas las versiones del entretenimiento gratuito, además del gusto por las marcas blancas de supermercado, o de la imposición de una rigurosa alerta sobre las luces apagadas cuando no son estrictamente necesarias.