Enrique Pinto salió de su aldea gallega hasta Holanda por amor. Allí tuvo una hija, pero la madre logró un trabajo en Turquía y se trasladaron allí con la pequeña Katia. En mayo de 2010 la madre pone fin a la relación y al poco tiempo decide que Enrique ya no vuelva a ver a su hija hasta llegar a un acuerdo legal. Al día siguiente busqué un abogado para llegar a un acuerdo amistoso, pero la otra parte se negó en rotundo, recuerda Enrique.
