Bajo el principio de ius soli, o derecho del suelo, nacer en Canadá confiere la ciudadanía de manera automática. A medida que más mujeres embarazadas llegan cada mes para dar a luz, han crecido las quejas de algunos canadienses de que estas personas se aprovechan del sistema, ponen a prueba los límites de la tolerancia y degradan la noción de ciudadanía.
