Cada vez más imagino mi vientre vació. Como una tumba a la que algún día llevaré flores. Un trozo de tierra yermo, un lugar en el que nunca habrá nada, que siempre estuvo muerto

Cada vez más imagino mi vientre vació. Como una tumba a la que algún día llevaré flores. Un trozo de tierra yermo, un lugar en el que nunca habrá nada, que siempre estuvo muerto
Entre las causas más frecuentes a las que los jóvenes atribuyen el retraso en el inicio de la paternidad y la disminución de la natalidad se encuentran las dificultades para conciliar trabajo y familia y la significativa precariedad laboral, en un momento en el que los precios de la vivienda así como los costos para criar y educar a los hijos son cada vez más elevados.
Los nacimientos caen en picado desde hace décadas en España. Lo sabemos por experiencias personales –propias y ajenas– y por las encuestas: la Encuesta de Fecundidad de 2018 llevada a cabo por el Instituto Nacional de Estadística (INE) refleja que alrededor del 20% de las mujeres que tenían entre 40 y 49 años en el momento de la encuesta no habían tenido hijos.
Según las proyecciones oficiales, hasta 2045 Japón perderá el 16% de su población, con lo que pasará de 127 a 106 millones de habitantes hacia mediados de siglo. En ese lapso, la prefectura de Aomori, por ejemplo, perderá un 37% de su población. En 2018, la del conjunto del país se redujo ya en 450.000 personas. No existen antecedentes en la historia mundial de un envejecimiento tan brusco.
La generación «baby-boom» es el grupo demográfico más numeroso en los países occidentales y en Japón. Estados Unidos, por ejemplo, tiene 78 millones de nacidos en los años que conforman ese colectivo de población, mientras que en España, esa cifra es algo superior a los 14 millones de personas.
El anteproyecto de Ley de Impulso Demográfico de Galicia plantea en uno de los compromisos expresos de la Administración autonómica establecer bonificaciones en los peajes de las autopistas de titularidad gallega para las familias que cuenten con tres hijos como mínimo, o dos si uno de ellos tiene una discapacidad por lo menos del 33 %.