El envejecimiento de la población es una buena noticia. Lo es porque quiere decir que la esperanza de vida se amplía, que vivimos más años. En todo caso, el problema es que la pirámide demográfica se invierte y la proporción de personas mayores, dependientes del cobro de prestaciones y de servicios de atención, sobre el número de nacimientos y personas jóvenes, llamadas a pagar esos cuidados, crece.
