Como llovía, la causa para la sabiduría popular ya está identificada. “Cuando llueve, los madrileños no saben conducir”. Como muchos no hemos nacido en esta estupenda ciudad que amamos, tampoco parece que sepan los de fuera, vaya. Es como si la lluvia nos cayera a nosotros encima, y no en los techos de nuestros vehículos o nuestros cascos, y nos borrara la memoria y la coordinación.
