Por esto es probable que en este grupo haya un alto porcentaje de infecciones prácticamente asintomáticas que, no obstante, contribuyen a diseminar el virus.
“Ellos viven encantados de estar mucho más con sus padres y de tanto juego en familia y tantísima conversación (y algo más de pantallas, todo hay que reconocerlo). Mientras escribo esto los míos están limpiando los cristales, riéndose. Podrían dejarlos menos sucios, verdad, pero la escena es transparente y luminosa”.
“Mandar vídeos y fichas por plataformas virtuales en la etapa infantil es un despropósito”, apunta la divulgadora, que considera que el confinamiento nos puede ayudar a valorar lo que tenemos: “Después, nos sorprenderemos como nunca, lo veremos todo como si fuera la primera vez”.
En su plan de educación a distancia, que ahora es fundamental para el proceso de aprendizaje, utiliza recursos digitales de editoriales, como Aula Planeta, de la que se valen los profesores para mantener la atención al alumno con vídeos llamativos y contenidos originales.
“En la sociedad actual, tenemos hijos porque hay abuelos. No hay otra elección que convertir a los abuelos en padres y madres vicarios. Muchos de esos abuelos pasan más de 40 horas semanales con sus nietos, literalmente una semana laboral. Esta crisis es un golpe a la línea de flotación del entramado laboral y familiar que sostiene la economía en este país. Sin la ayuda de los abuelos, la economía española se va al garete. Eso es lo que nos estamos jugando”.
“A fin de conseguir el necesario y deseable contacto paterno-filial, el progenitor custodio deberá facilitar particularmente por medios telemáticos como Skype, Facetime o videollamada de WhatsApp el contacto de los hijos con el progenitor no custodio, siempre y cuando no se perturben las rutinas o los horarios de descanso de los menores”.