Los docentes españoles cobran lo mismo tanto si lo hacen bien como si lo hacen mal. Cuando se convierten en funcionarios, no reciben recompensa por mucho que se empeñen en mejorar su tarea.

Los docentes españoles cobran lo mismo tanto si lo hacen bien como si lo hacen mal. Cuando se convierten en funcionarios, no reciben recompensa por mucho que se empeñen en mejorar su tarea.
Hace unos días, Facebook confesó el intercambio de datos de usuarios con al menos 60 empresas, entre ellas Apple, Amazon, Samsung y Microsoft. ¿Quizás sea esa la explicación por la que el joven fundador de Facebook tiene las entradas del audio y de la cámara de su dispositivo tapadas con un celo oscuro? ¿Podemos, entonces, razonablemente asumir que un menor de 13 años tiene la madurez suficiente para dar su consentimiento a una actividad que tiene tantas implicaciones?
Unas 35 sustancias psicoactivas nuevas y desconocidas se han instalado en el mercado de estupefacientes en España desde que fueran detectadas en 2015 por el Sistema de Alerta Temprana, dependiente del Pan Nacional sobre Drogas (PNSD) del Ministerio de Sanidad.
“Esta es la realidad … Esperando en al consulta del médico me encuentro con esta reflexión”. Así titula Erun Pazos la publicación de su muro de Facebook que estos días ha arrasado en las redes sociales: la imagen de un texto que invita a reflexionar sobre la educación que recibe los niños de ahora.
A joint bank account has, traditionally, been a sign of commitment. As newlyweds start their lives together, it is perhaps the clearest way for them to say, to each other and to the world, “What’s mine is yours, and what’s yours is mine.”
Se ha acuñado el término titulitis para este problema, para ese ‘¿y ahora qué?’ que asalta a muchos jóvenes al finalizar un máster. La sociedad ha tenido mucho que ver aquí, por ejemplo, según el último barómetro de las familias españolas elaborado por The Family Watch, más del 70 por ciento de estas aún ve indispensable que sus hijos consigan un título universitario.