Los jóvenes españoles tienen la segunda tasa de desempleo más alta de Europa —36 por ciento—, ocupan los primeros puestos en fracaso educativo y los últimos a la hora de independizarse del hogar. A esto se suma el bajo índice de natalidad en España, que está provocando un envejecimiento de la población y que inclinará la balanza de las decisiones políticas aún más a favor de los mayores.
