Una llamada de atención a los padres. Según un reciente informe australiano, las señales de infelicidad por el peso corporal aparecen ya con tan sólo ocho años. En vista de las conclusiones, los expertos instan a los progenitores a prestar más atención a sus hábitos alimenticios y a los comentarios que hacen sobre la imagen física en presencia de sus hijos.
