Las pérdidas de población más intensas se han producido entre los más jóvenes, los menores de 34 años.

Las pérdidas de población más intensas se han producido entre los más jóvenes, los menores de 34 años.
Como señala The Family Watch (TFW), observatorio dedicado al estudio de la familia, en 1970, el número de cotizantes por jubilados era de 6 ó 7 trabajadores por jubilado; en 2007, tres; actualmente, alrededor de dos. «Esto quiere decir que cada vez tenemos menos cotizantes para poder pagar las pensiones, con los riesgos que esto supone y el esfuerzo que implica para unas arcas públicas en las que hay 4 millones de parados», señala TFW.
El economista y profesor del IESE José Ramón Pin Arboledas considera que para garantizar las pensiones se deben tomar medidas a corto y medio plazo entre las que señala aumentar el número de años trabajados retrasando “todo lo posible” la edad de jubilación cuando proceda en función del tipo de empleo y reforzar el sistema educativo para contar con más profesionales de alta cualificación a quienes además, se les mejoren los salarios.
Políticos, sindicatos y expertos coinciden en que las prestaciones necesitan dinero de los impuestos.
El alza del empleo no se traslada a la recaudación y se dilapida el Fondo de Reserva.
España, al igual que ocurre en algunos países de la UE, tiene en el envejecimiento de la población uno de los mayores retos a afrontar a medio y largo plazo. Éste se explica por el aumento de la esperanza de vida, y la progresiva y acusada caída de la natalidad en nuestro país desde los 80.