Los padres no son profesores

Todas las familias se parecen pero cada una lleva el enclaustre a su manera. Quienes tenemos hijos muy pequeños nos hemos convertido en una suerte de animadores sociales comprados en el mercadillo. No podemos suplir a las añoradas profes de las guarderías y hacemos lo que podemos. Básicamente, jugamos sin parar.

Los niños

“Ellos viven encantados de estar mucho más con sus padres y de tanto juego en familia y tantísima conversación (y algo más de pantallas, todo hay que reconocerlo). Mientras escribo esto los míos están limpiando los cristales, riéndose. Podrían dejarlos menos sucios, verdad, pero la escena es transparente y luminosa”.