Vivimos un mundo muy raro. En general, en Occidente, llevamos una vida tan aburrida y confortable que los hay que buscan el chute de adrenalina poniéndose retos que dejarían a una madre de tribu africana con la boca abierta al saber que se hacen por placer: correr maratones por el desierto, ascender montañas sin oxígeno, tirarse de un puente con un arnés.
