El derecho a la educación, obligación de los padres

Que unos padres acaben imputados por un delito de abandono de familia por las faltas reiteradas de sus hijos a clase no es habitual, pero ocurre y tiene castigo. La ley recoge penas de prisión de entre tres y seis meses de cárcel y el pago de multas considerables para los progenitores de los menores que hacen pellas de forma habitual. El motivo: el incumplimiento de una de las obligaciones familiares, la garantía de la educación.

Cómo lograr que tus hijos aprendan a ponerse en tu lugar

No hay duda de que nadie nace con la capacidad de ponerse en el lugar del otro. Se aprende de nuestra experiencia con las figuras de apego, que se va practicando y entrenando a lo largo de la vida. Aún así, a veces es difícil ponerse en la piel del otro, a no ser que pasemos por la misma situación.

Una sana soledad adolescente

La figura del joven solitario, aislado, con frecuencia se vincula a persona marginada, rara, asocial e, incluso, candidata a desequilibrios psicológicos. Es habitual escuchar la coletilla “era un joven solitario” para describir a los autores de matanzas y de otros actos atroces. Y ello hace que muchas personas consideren que es un problema ser solitario durante la adolescencia.

¿Necesitan teléfono móvil nuestros hijos?

El otro día una amiga leyó un artículo en un periódico digital en el que el juez Emilio Calatayud pedía a los padres que no regalen a sus hijos teléfonos móviles de alta generación con motivo de las primeras comuniones que se avecinan. Y con esto de ser bloguero pues esa madre me dijo oye Carlos ya sé que tú no eres un Juez de Menores pero que asesoramiento le darías a unos padres sobre el uso de teléfonos móviles en menores, es que mi hija me tiene la cabeza loca con la retahíla de que es la única de su clase que no tiene móvil.

¿Qué culpa tienen los hijos?

De nuevo un macabro suceso de la muerte de unos niños por manos de su madre ha saltado a los medios de comunicación como un auténtico mazazo en el sinsentido y la sinrazón que supone la reiteración de decisiones que se toman por los padres de “resolver” sus diferencias personales poniendo el objetivo de sus iras y venganzas personales en sus hijos. En unos seres indefensos que inspirados en la confianza que les genera su padre o su madre son capaces de seguirles y aceptar lo que les digan en la seguridad de que ellos no serán capaces nunca de hacer nada que ponga en peligro sus vidas.

¿Por qué la demografía no nos preocupa?

Hace veinte años el matrimonio Erlich se preguntó por qué la opinión pública no estaba tan asustada como ellos por los efectos de la explosión demográfica. Sobraba gente en el planeta y quien tuviera más de dos hijos debería ser visto como un irresponsable. La respuesta fue que las gentes se adaptan al largo plazo y reaccionan ante los fogonazos. Al ser la demografía de lenta evolución, la sociedad no percibe sus consecuencias. Ahora se podría dar otra contestación: los hijos los tienen los individuos y la masa no tiene conciencia colectiva.