Volvías del colegio con sed de camello, tirabas la mochila en la habitación, bebías un vaso de agua, le echabas un ojo fugaz a los gusanos de seda y soltabas aquellas cinco palabras. Las decías muy rápidamente, con la mano en el picaporte y la puerta cerrándose ya. Las cinco palabras que eran una sola: «Mebajoalacalle».
Cuando la calle eras tú

¿Dejamos de subirnos a un árbol porque nos hacemos mayores o nos hacemos mayores porque dejamos de subirnos a un árbol?
Fuente: Pedro Simón - El Mundo, 4 de junio de 2018.
Fuente: Pedro Simón - El Mundo, 4 de junio de 2018.