En los hogares donde los gritos son recurrentes, los niños tienden a desarrollar una baja autoestima e índices más altos de depresión. Un estudio de 2014 publicado en The Journal of Child Development comprobó que gritar produce en los niños secuelas similares al castigo físico: altos niveles de ansiedad, estrés, depresión y un aumento de los problemas de conducta.
Por qué deberías dejar de gritarles a tus hijos

Gritar no hace que te vean como alguien con autoridad, sino como alguien fuera de control. Te hace ver débil.
Fuente: Stephen Marche - The New York Times, 11 de septiembre de 2018.
Fuente: Stephen Marche - The New York Times, 11 de septiembre de 2018.