El recién nacido viene al mundo programado para ser sensible a determinados estímulos que facilitan la construcción del vínculo materno, por ejemplo es más sensible a la voz femenina que a la masculina, a lo que tiene movimiento frente a lo estático, al rostro humano.
Niños sin ternura, adultos incapaces

En la calidad del vínculo materno reside lo que seremos. Los padres debemos poner los cimientos para que nuestros hijos se conviertan en personas felices.
Fuente: Olga Carmona - El País, 12 de octubre de 2017.
Fuente: Olga Carmona - El País, 12 de octubre de 2017.